martes, 30 de junio de 2015

Los repositorios digitales

Los repositorios digitales


El modelo de Acceso Abierto (AA) -en el original inglés Open Access- aplicado a la producción científico-tecnológica implica que los usuarios de este tipo de información pueden, en forma gratuita, leer, descargar, copiar, distribuir, imprimir, buscar o enlazar los textos completos de contenidos científicos, y usarlos con propósitos legítimos ligados a la investigación, a la educación o a la gestión de políticas públicas, sin otras barreras económicas, legales o técnicas que las que suponga Internet en sí misma.

La única condición que plantea este modelo para la reproducción y distribución de las obras que se pongan a disposición es la obligación de otorgar a los autores el control sobre la integridad de su trabajo y el derecho a ser adecuadamente reconocidos y citados. 

Haciendo una breve reseña de la historia del AA pueden contarse iniciativas pioneras en este sentido como las primeras revistas online que aparecieron a principios de los ‘90, difundidas a través del correo electrónico (p.ej. The Public-access Computer Systems Review). En el año 1991 también se creó el reconocido repositorio temático en física, matemáticas e informática, Arxiv. Sin embargo, es en el siglo XXI cuando se inicia un verdadero movimiento internacional en torno al AA, en el que empieza a fraguarse un consenso tanto en la concepción como en las vías para alcanzarlo.

El movimiento de AA no sólo se fundamenta en aspectos económicos, debido principalmente a la desproporcionada alza de precios de las revistas científicas iniciada en la década de los ‘80, sino al control de los derechos de autor sobre los trabajos publicados, a las imposiciones de las editoriales en políticas de acceso y distribución, al avance de las nuevas tecnologías de la información y comunicación, a la respuesta de la comunidad científica y de la sociedad ante los abusos editoriales y sobre todo a la libertad intrínseca que brinda Internet para la circulación de la información.

En torno al movimiento de AA existe un compromiso social avalado por declaraciones de carácter internacional que sostienen y perfilan su definición. Las tres más importantes son la Declaración de Budapest (2002), la Declaración de Bethesda (2003) y la Declaración de Berlín (2003). La primera define al AA como el libre acceso a través de Internet a la literatura científica, respetando las leyes de copyright existentes, aunque se aboga porque sean los autores o las instituciones quienes retengan esos derechos. En la segunda, además se menciona el archivo inmediato de los trabajos para facilitar este acceso de modo abierto. La Declaración de Berlín fue suscrita en octubre de 2003 en Berlín por diferentes representantes políticos y científicos (Berlin Declaration on Open access to Knowledge in the Sciences and Humanities) y en ella, explícitamente se manifiestan las grandes posibilidades que brinda Internet en la difusión del conocimiento, avala el paradigma del AA, y recoge los términos de las dos declaraciones anteriores, comprometiendo a las instituciones a favorecer las “vías open access”.

A partir de éstas se han sucedido numerosas declaraciones emitidas tanto por grupos de trabajo, sociedades profesionales o instituciones internacionales de apoyo y reconocimiento del valor intrínseco del AA, no sólo como vía de difusión del conocimiento y del aumento del impacto de los recursos digitales, sino por el valor que tiene la preservación de los mismos a través de repositorios institucionales (RI) cuya gestión recaiga en la propia institución.

Los RI pueden definirse como una serie de servicios ofrecidos por una institución a los miembros de su comunidad para gestionar la diseminación de materiales digitales creados por la propia institución y por sus miembros. Comprende un compromiso organizacional para la conservación de estos materiales digitales, incluyendo su preservación a largo plazo, como así también su acceso y distribución. Los RI constituyen una vía de comunicación científica, pero no pueden ser entendidos como un canal de publicación, debe comprenderse como un complemento al proceso de publicación científico formalizado con revisión por pares. En primer lugar responde al compromiso de una institución de hacer visible la producción de sus docentes e investigadores, implica la puesta en marcha de herramientas que lo permitan, el establecimiento de políticas para su uso y depósito y el compromiso de distintos estamentos para su desarrollo, desde el personal de apoyo a los investigadores y autoridades de la institución.

Para los investigadores, la posibilidad de publicar sus trabajos en RI facilita su distribución y acceso. Se incrementa la posibilidad de ser citado, y por consiguiente la visibilidad ante la comunidad científica, área vedada con anterioridad para quienes no podían publicar en un grupo selecto de revistas. Este factor abre nuevas expectativas de reconocimiento con reglas menos restrictivas que las que ofreció tradicionalmente el modelo de publicación. Otra ventaja de la publicación en el RI es la posibilidad de acceso a los artículos y a datos primarios remotos, así como la posibilidad de articular un proceso de revisión más transparente que no finaliza con la publicación del artículo sino que puede estar abierto a comentarios incluso posteriormente a su publicación.

Para las unidades de información, como las bibliotecas universitarias, el AA constituye una liberación de la presión continua a la que son sometidas por los editores a causa de los elevados precios de las revistas. Por otra parte, para las instituciones públicas que financian la investigación, la difusión y evaluación más eficaz y eficiente de los resultados de investigación permite asentar las bases de una economía, y por ende, de una sociedad basada en el conocimiento. 

Desde el punto de vista de las universidades, resulta ilógico que, a través de las unidades de información, la institución se vea obligada a pagar por un artículo que ha producido un investigador que percibe su remuneración en la misma casa de estudios; por otra parte en muchos de los casos las revistas no pueden adquirirse y, por lo tanto, no se tiene acceso en absoluto a lo producido por la institución. Desde el punto de vista del investigador, el lapso de tiempo desde que escribe el artículo hasta que es publicado suele ser excesivo, lo que retrasa las posibles compensaciones, de reconocimiento o económicas, que le pueda reportar el artículo.

Los invito a conocer más sobre esta temática y otras conexas en mi portal de curación de contenidos de ScopIt: http://www.scoop.it/t/recursosoa

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