Los repositorios digitales
El modelo de Acceso Abierto (AA) -en el original inglés Open
Access- aplicado a la producción científico-tecnológica
implica que los usuarios de este tipo de información pueden, en
forma gratuita, leer, descargar, copiar, distribuir, imprimir, buscar
o enlazar los textos completos de contenidos científicos, y usarlos
con propósitos legítimos ligados a la investigación, a la
educación o a la gestión de políticas públicas, sin otras
barreras económicas, legales o técnicas que las que suponga
Internet en sí misma.
La única condición que plantea este modelo para la reproducción y
distribución de las obras que se pongan a disposición es la
obligación de otorgar a los autores el control sobre la integridad
de su trabajo y el derecho a ser adecuadamente reconocidos y citados.
Haciendo una breve reseña de la historia del AA pueden contarse
iniciativas pioneras en este sentido como las primeras revistas
online que aparecieron a principios de los ‘90, difundidas a través
del correo electrónico (p.ej. The Public-access Computer Systems
Review). En el año 1991 también se creó el reconocido repositorio
temático en física, matemáticas e informática, Arxiv. Sin
embargo, es en el siglo XXI cuando se inicia un verdadero movimiento
internacional en torno al AA, en el que empieza a fraguarse un
consenso tanto en la concepción como en las vías para alcanzarlo.
El movimiento de AA no sólo se fundamenta en aspectos económicos,
debido principalmente a la desproporcionada alza de precios de las
revistas científicas iniciada en la década de los ‘80, sino al
control de los derechos de autor sobre los trabajos publicados, a las
imposiciones de las editoriales en políticas de acceso y
distribución, al avance de las nuevas tecnologías de la información
y comunicación, a la respuesta de la comunidad científica y de la
sociedad ante los abusos editoriales y sobre todo a la libertad
intrínseca que brinda Internet para la circulación de la
información.
En torno al movimiento de AA existe un compromiso social avalado por
declaraciones de carácter internacional que sostienen y perfilan su
definición. Las tres más importantes son la Declaración de
Budapest (2002), la Declaración de Bethesda (2003) y la Declaración
de Berlín (2003). La primera define al AA como el libre acceso a
través de Internet a la literatura científica, respetando las leyes
de copyright existentes, aunque se aboga porque sean los autores o
las instituciones quienes retengan esos derechos. En la segunda,
además se menciona el archivo inmediato de los trabajos para
facilitar este acceso de modo abierto. La Declaración de Berlín fue
suscrita en octubre de 2003 en Berlín por diferentes representantes
políticos y científicos (Berlin Declaration on Open access to
Knowledge in the Sciences and Humanities) y en ella,
explícitamente se manifiestan las grandes posibilidades que brinda
Internet en la difusión del conocimiento, avala el paradigma del AA,
y recoge los términos de las dos declaraciones anteriores,
comprometiendo a las instituciones a favorecer las “vías open
access”.
A partir de éstas se han sucedido numerosas declaraciones emitidas
tanto por grupos de trabajo, sociedades profesionales o instituciones
internacionales de apoyo y reconocimiento del valor intrínseco del
AA, no sólo como vía de difusión del conocimiento y del aumento
del impacto de los recursos digitales, sino por el valor que tiene la
preservación de los mismos a través de repositorios
institucionales (RI) cuya gestión recaiga en la propia
institución.
Los RI pueden definirse como una serie de servicios ofrecidos por una
institución a los miembros de su comunidad para gestionar la
diseminación de materiales digitales creados por la propia
institución y por sus miembros. Comprende un compromiso
organizacional para la conservación de estos materiales digitales,
incluyendo su preservación a largo plazo, como así también su
acceso y distribución. Los RI constituyen una vía de comunicación científica, pero no
pueden ser entendidos como un canal de publicación, debe
comprenderse como un complemento al proceso de publicación
científico formalizado con revisión por pares. En primer lugar
responde al compromiso de una institución de hacer visible la
producción de sus docentes e investigadores, implica la puesta en
marcha de herramientas que lo permitan, el establecimiento de
políticas para su uso y depósito y el compromiso de distintos
estamentos para su desarrollo, desde el personal de apoyo a los
investigadores y autoridades de la institución.
Para los investigadores, la posibilidad de publicar sus trabajos en
RI facilita su distribución y acceso. Se incrementa la posibilidad
de ser citado, y por consiguiente la visibilidad ante la comunidad
científica, área vedada con anterioridad para quienes no podían
publicar en un grupo selecto de revistas. Este factor abre nuevas
expectativas de reconocimiento con reglas menos restrictivas que las
que ofreció tradicionalmente el modelo de publicación. Otra ventaja de la publicación en el RI es la posibilidad de acceso
a los artículos y a datos primarios remotos, así como la
posibilidad de articular un proceso de revisión más transparente
que no finaliza con la publicación del artículo sino que puede
estar abierto a comentarios incluso posteriormente a su publicación.
Para las unidades de información, como las bibliotecas
universitarias, el AA constituye una liberación de la presión
continua a la que son sometidas por los editores a causa de los
elevados precios de las revistas. Por otra parte, para las
instituciones públicas que financian la investigación, la difusión
y evaluación más eficaz y eficiente de los resultados de
investigación permite asentar las bases de una economía, y por
ende, de una sociedad basada en el conocimiento.
Desde
el punto de vista de las universidades, resulta ilógico que, a
través de las unidades de información, la institución se vea
obligada a pagar por un artículo que ha producido un investigador
que percibe su remuneración en la misma casa de estudios; por otra
parte en muchos de los casos las revistas no pueden adquirirse y, por
lo tanto, no se tiene acceso en absoluto a lo producido por la
institución. Desde el punto de vista del investigador, el lapso de
tiempo desde que escribe el artículo hasta que es publicado suele
ser excesivo, lo que retrasa las posibles compensaciones, de
reconocimiento o económicas, que le pueda reportar el artículo.
Los invito a conocer más sobre esta temática y otras conexas en mi portal de curación de contenidos de ScopIt: http://www.scoop.it/t/recursosoa
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